Arzobispo de Barranquilla ordenó a 4 sacerdotes y 1 diácono para el Atlántico
“Necesitamos ser cercanos al que sufre”, Monseñor Pablo Salas.
El Arzobispo de Barranquilla, Monseñor Pablo Salas Anteliz, presidió este sábado la ceremonia litúrgica de ordenación de 4 sacerdotes y 1 diácono para el departamento del Atlántico.
El acto se cumplió en la Catedral Metropolitana María Reina y también contó con la presencia de Monseñor Víctor Tamayo Betancourt, Obispo Auxiliar Emérito de Barranquilla; Monseñor Carlos José Ruiseco, Obispo Emérito de Cartagena, el presbiterio, familiares de los ordenados y fieles de las comunidades parroquiales.
Los asistentes acompañaron en este nuevo caminar el inicio de los sacerdotes Andrés Alfonso Méndez Barrios, Jader Adonay Mejía Bolaño, Jaider Miguel Herrera Turizo, Roberto Carlos Castro López y el diácono Jesús Martínez Thorne.
El Padre Kevin Utria, Rector (e) del Seminario Regional de la Costa Atlántica Juan XXIII, fue el encargado de presentar a los diáconos y seminarista ante el Arzobispo.
El Arzobidpo Pablo Salas, en su homilía, expresó emotivas palabras a los nuevos ordenados, quienes desde ya, consagraron su vida a Cristo.
"La heredad de un sacerdote es Dios. Es lo único que tenemos. Es la propiedad más significativa que nos ha tocado a nosotros. Es Dios nuestra mayor riqueza", manifestó
Y añadió: "Queridos jóvenes que hoy se ordenan, necesitamos ser cercanos al que sufre, a aquel que está en precariedad, que se encuentra ausente de Dios, por eso debemos ejercer la cercanía, la compasión y la ternura, con aquellos que lo necesitan. Ustedes son difusores del mensaje de Dios. En estas circunstancias, el servicio, mirar al mundo y a los hombres, son las tres características que el Papa Francisco estableció para cruzar sus miradas con las de Dios. Que su alegría más grande sea el poder levantarse todos los días y sentirse llamado y elegido por el Señor, que tenerlo, sea su fortaleza, pero que no vivir con el entusiasmo del momento, sino las misiones para convertirse en verdaderos seguidores de su Palabra".
Durante la celebración se vivieron momentos muy significativos como la promesa de los elegidos, la postración, la entrega del libro de los evangelios, la imposición de manos, la unción con el Santo Crisma y la entrega del pan y el vino.
De esta manera los nuevos sacerdotes y diácono, tendrán entre sus menesteres pastorales, anunciar el evangelio, distribuir la comunión y guiar espiritualmente a los feligreses en su acto de amor y fe sirviendo al Señor.
Al finalizar, el Arzobispo impartió su bendición a la asamblea y junto con los recién ordenados y el presbiterio presentes, se reunieron en la sacristía para felicitar a los neopresbíteros y diácono.